PENSAMOS DIALOGANDO - COLLOQUANDO COGITAMUS
La ciudadanía costarricense y el estudiantado universitario, exigen renovación y actualización del componente filosófico, como vehículo de mediación para los diálogos interdisciplinarios y multidisciplinarios.
Podemos visualizar e intentar resolver los problemas y las situaciones límites que enfrentan la humanidad y el planeta, con las miradas penetrantes de la indagación particular y con los diálogos que sustituyan confrontaciones, querellas y muertes.
Las aproximaciones filosóficas que cultivamos en la UNA, son dialogantes porque reflexionamos con y desde otros discursos y otros pensamientos. Es decir, desde las problemáticas de las vidas de las personas, y de los conocimientos. Somos filósofos y filósofas, estudiantes, docentes, investigadores/as, que en nuestras prácticas y estudios interactuamos con sujetos existentes, de diferentes realidades sociales, tanto como con sus textos y discursos. Es decir, hacemos “teorías vivas”. No podemos filosofar lejos de la vida. La filosofía dialogante no puede ser sistemática y ordenada “totalmente”. La FD busca mantenerse abierta y en disposición de comunicación con “otros/as” que eventualmente puedan aparecer.
Más que filosofías “ensimismadas”, realizamos filosofías “dialogantes con…”
Algunas características de las praxis filosóficas dialogantes:
Se genera un desasosiego Academicista.
El término filosofía deja de estar controlado solo por aquellos que definen y protegen sus parámetros institucionales.
Se goza de libertad para considerar los aspectos retóricos y literarios de los textos filosóficos.
Se investiga el valor filosófico en particular.
Se logra insuflar nueva vida a la filosofía, desde las otras disciplinas y estudios. La filosofía dialogante puede construir espacios vitales para el pensamiento filosófico en las otras disciplinas, tanto como para el enriquecimiento de la filosofía con los conocimientos de otras formas de investigar las realidades y el pensamientos.
Está ligada directamente con las cuestiones del sufrimiento individual y colectivo.
La FD es política (política cultural) y de justicia política (derechos, exclusiones).
La FD tiende a derramarse más allá de los límites de sus delimitaciones institucionales.
viernes, 30 de abril de 2010
Pensamos dialogando
viernes, 23 de abril de 2010
Re-inauguración sala Erasmo
Durante la re-inauguración de la Sala Erasmo de Rotterdam, el Dr. Eduardo E. Saxe Fernández pronunció el siguiente mensaje.
21 de abril de 2010
Eduardo E. Saxe Fernández,
Director
Escuela de Filosofía
Sr. Rector
Sr. Embajador del Reino de los Países Bajos
Sra. Decana
Profesores y profesoras,
Estudiantes
Sres y sras.
A nombre de esta Escuela de Filosofía, quiero trasmitirle a los representantes diplomáticos de Holanda, así como al Rector, nuestro agradecimiento por el apoyo que hace posible, hoy, reabrir oficial y modestamente, el espacio de reflexiones y discusiones filosóficas, la SALA ERASMO DE ROTTERDAM.
La Filosofía casi fue destruida en la UNA sobre todo durante los años 1998-2003. En otra oportunidad mencionaré las causas de ello. Lo cierto es que se eliminaron todos los cursos filosóficos en todas las carreras, mientras que la planta de profesores/as se redujo de más de cuarenta a menos de veinte, y los emblemas y símbolos de la unidad académica fueron borrados y casi olvidados. Desaparecieron la Biblioteca y Centro de Documentación Jaime González Dobles, la Plaza Constantino Láscaris Comneno (filósofo Benemérito de la Patria), y la Sala Erasmo de Rotterdam.
Pero la Filosofía ha empezado a reconstituirse, la UNA ha empezado a percatarse de la importancia que reviste para el estudiantado y el profesorado, conocer las teorías y problemas éticos, y disponer de instrumentos lógicos y epistemológicos para abordar las temáticas o disciplinas que se estudien o investiguen.
La Sala que hoy reinauguramos se estableció en 1993, como expresión de nuestra voluntad de diálogo y paz, en tanto fundamento de la discusión filosófica y de la misión académica de la UNA. El notable muralista y pintor chileno Julio Escámez, gran estudioso de la historia de las artes y las humanidades, en aquella oportunidad realizó la magnífica representación de El elogio de la locura que cuelga en el recinto erasmiano.
El espacio al que nos referimos si acaso tiene algunos metros cúbicos de dimensión, pero que, sin embargo, albergan importantes actividades, no tanto las reuniones del Consejo Académico de la Escuela, sino sobre todo los cursos del Doctorado y de la Licenciatura que se imparten, así como las continuas reuniones de trabajo académico que llevan a cabo estudiantes y profesores/as. Las discusiones que se realizan en la sala son de las más importantes, filosóficamente, que hay en la UNA. Los pensamientos que se articulan y articulen en ella, sin duda redundan y redundarán en contribuciones para el mejoramiento del país y del mundo.
La reinauguración de esta Sala tiene gran significación para la Escuela de Filosofía y para la UNA. Expresa una característica propia nuestra, que encuentra antecedentes y fundamento (entre otras) en las posiciones de Erasmo sobre la política, las ideologías, las religiones, las ciencias y las filosofías. Efectivamente, el lema de la Escuela hoy ya refleja justamente esa postura, ese renacimiento: PENSAMOS DIALOGANDO.
Diálogo, para evitar y para superar unilateralismos o totalitarismos, exclusivismos y exclusiones, racismos, confrontaciones, humillaciones, odios y dominaciones.
Diálogo, porque se trata de relaciones discursivas entre sujetos, moviéndonos más allá, entonces, del individualista cógito cartesiano. Nosotros pensamos, decimos, y lo hacemos cuando, y si, dialogamos. Consecuentemente, hacen falta las condiciones para el diálogo: reconocimiento, respeto, comprensión, solidaridad, admiración y placer. Diálogo y paz, como proclamaba y practicaba Erasmo, entonces, porque sin paz no pueden existir los diálogos.
La impronta erasmiana en nuestra Escuela de Filosofía, así, nos inspira, nos orienta y nos presenta ante esos y esas “otros” y “otras” con quienes dialogamos y queremos dialogar. Al evocar a Erasmo evocamos también, paralelamente, nuestra propia historia como Escuela. Pues al igual que Erasmo en aquellas transiciones entre la Edad Media y el Renacimiento (Ver ilustraciones), nosotros venimos desde la oscuridad del olvido y la exclusión, que sufrimos durante el auge del neoliberalismo globalista académico en la UNA, renaciendo e intentando levantarnos y articular nuevas conversaciones y discusiones con todos y todas.
Sin duda, para la Escuela de Filosofía, el pacifista dialogante teólogo humanista filólogo filósofo, Desiderio Erasmo, de Rotterdam, es y será un faro iluminador y orientador.
Conferencia inaugural 2010
EL DISCURSO DEL RECTOR
UNIVERSALIDAD DEL PENSAMIENTO
Olman Segura Bonilla, Ph.D. *
En este 2010, primer año de la segunda década del tercer milenio de nuestra era, la Universidad Nacional inicia un nuevo ciclo lectivo bajo el signo de la transformación, cada vez más acelerada e intensa de nuestra cultura y sociedad global.
Vivimos en una era de posibilidades inéditas, pero también experimentamos tiempos de crisis y de cambios profundos e impredecibles. Cambios que nos llevan a vivir en un mundo cada vez más complejo y más unificado por las transformaciones y los problemas comunes que todos enfrentamos en la actualidad. Hoy más que nunca, los ideales renacentistas que apuntaban a crear instituciones educativas superiores que se constituyeran en una suerte de ágora constante de debate, reflexión y búsqueda de las verdades esenciales sobre el ser humano y su destino colectivo, se nos presenta como un propósito deseable e indispensable. Deseable, puesto que la universalidad del conocimiento, que es el origen mismo del nombre y la función de las universidades, sigue siendo el ideal supremo de nuestro quehacer académico. Indispensable, ya que es la misma integración de la sociedad planetaria mediante la creación de una economía y cultura global, la que nos exige pensar nuestra situación presente en los términos más universales posibles.
Así con el inicio de la celebración del “Año de la Filosofía” —que constituye una de las formas de disquisición más universales del saber humano—, al tiempo que la Asamblea General de la Naciones Unidas proclamó 2010 como el “Año Internacional del Acercamiento de las Culturas”, en la UNA inauguramos un ciclo más de labores universitarias recibiendo en nuestra casa de estudios a una nueva generación de estudiantes, el grupo más grande desde nuestra fundación 37 años atrás, quienes sin duda nos enriquecerán e impulsarán con su juvenil entusiasmo.
Ellas y ellos se sumarán a una comunidad de espíritus y mentes libres, de académicos, estudiantes y funcionarios, animados todos por el afán común de servir a la gestación y difusión del conocimiento universal, y al desarrollo específico de nuestra cultura y sociedad costarricenses.
VIGAS MAESTRAS
Las y los nuevos estudiantes serán a partir de ahora protagonistas y beneficiarios de la universalidad del pensamiento, que a mi juicio reposa sobre cuatro vigas maestras:
1. La libertad intelectual para formular teorías e interpretaciones que no siempre se ajustan a las concepciones predominantes. Es decir, el derecho al pensamiento critico, autónomo, creativo y que desafía las fronteras convencionales del pensamiento y la acción.
2. El respeto por la pluralidad de ideas, y por el derecho a expresarlas sin cortapisas ni persecuciones de ninguna índole. En otras palabras, el compromiso de todos los gestores y creadores intelectuales de defender con pasión y coherencia sus ideas, pero sin permitir que ello conduzca a la negación dogmática del derecho que igualmente poseen otros individuos de defender sus ideas con la misma pasión y coherencia.
3. El debate e intercambio de ideas en foros públicos, abiertos y con plena libertad garantizada a la totalidad de los participantes en legítima confrontación de perspectivas y puntos de vista disímiles e incluso antagónicos. Vale decir, permitir la libre circulación y confrontación de ideas al mismo tiempo que nos mantenemos receptivos ante otros puntos de vista.
4. El derecho de las y los individuos a vivir y actuar en consonancia con sus ideas, siempre y cuando ello no infrinja sobre el derecho de otros a conducir su vida con igual sentido de compromiso personal. Es decir, respetar y facilitar la unidad entre el conocimiento y la vida, entre los individuos y la colectividad, y entre el pensamiento y la praxis.
Ahora que mi función quinquenal como rector de la Universidad Nacional se aproxima a su término, ratifico de nuevo mi más profundo compromiso con esos cuatro principios esenciales de los cuales se nutre la universalidad del conocimiento y que son, por consiguiente, la base de toda vida universitaria apegada a los grandes ideales renacentistas de libertad personal, creatividad intelectual y armonía colectiva.
A lo largo de mi gestión he intentado mantenerme fiel a esta visión universalista, plural, democrática y liberadora, para que de este modo nuestra Universidad, libre de prejuicios y dogmas, sirva de prisma refractario, generador de nuevo conocimiento, y pueda de esta forma contribuir al desarrollo nacional equitativo y sostenible.
En pocas palabras: hacer todo lo necesario, todo lo posible, para que la Universidad Nacional siga siendo un instrumento al servicio de la “evolución creativa del universo”, como dijera en forma tan elocuente el primer rector de nuestra UNA, el presbítero Benjamín Núñez, muchos años atrás.
* Rector Universidad Nacional
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